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Mis queridos compinches de Apuestas y Propuestas:
No es fácil este momento. Se trata de poner puntos suspensivos a este vínculo que fuertemente logramos en las mañanas de Radio LaZurda. Ustedes saben, particularmente ustedes, que no les escondo nada. Tampoco lo haré ahora.
La mitad de este 2009 trajo para mí un importante incremento de obligaciones, trabajos y militancia, y paulatinamente fueron ganando tiempo y más tiempo. Particularmente, el haber iniciado un nuevo trabajo radial en la noche de Emisora del Sur, me sometió a desafío de terminar muy tarde la jornada para comenzar muy temprano al otro día. Creí que el cuerpo y la neurona me permitirían asumir el esfuerzo, pero no fue así.
Regularmente mis horas de sueño se redujeron a unas 4 o 5 por día. Se que hay mucha gente que con ese “combustible” de descanso puede seguir adelante. No fue mi caso. Lo cierto es que esto paulatinamente fue generando un cansancio que me empezó a afectar en mi ya compleja psiquis. También afectó los trabajos que tenía que desarrollar durante el resto del día, de los cuales vivo y con los cuales he venido sosteniendo LaZurda.
En los últimos días, comencé a entrar en una pendiente de desánimo, depresiva que, en base a oficio, traté de sortear. No por ocultar nada, pero uno no tiene el derecho de hacer recaer sobre el compincherío los mambos personales.
Fue así que viendo que la mano venía mal y me sentía cada vez peor, recurrí a la ayuda de “locólogos” (como graciosamente llama a los psicólogos una gran amiga), y a médicos.
Conclusión unánime es que con esas 4 o 5 horas diarias, no funcionaba normalmente y debía recuperar el tiempo de descanso que mi cuerpo reclamaba.
No estaba en condiciones de hacer bien nada de lo que tenía que hacer. Y estaba comprometiendo otras áreas de mi vida.
Fue entonces que empecé a analizar la necesidad de hacer una pausa en las mañanas de LaZurda. Pah, como dolió. Porque yo siento que asumí un compromiso con ustedes, y siento a la vez la terrible culpa de no poder cumplirlo.
Pensando en esto estuve en los últimos días de silencio en LaZurda.
El tema económico no estuvo al margen de la reflexión. Hacer un programa periodístico en una radio que no cuenta con ningún sostén económico es imposible para un laburante. Las cuentas de llamados telefónicos llegaron a un nivel que no estaba en condiciones de sostener. Eso llevó a que paulatinamente fuera recortando las posibilidades de notas, entrevistas, lo cual también fue empobreciendo el contenido del propio programa. Y esto me generaba un conflicto más, por el respeto que siento por ustedes y por mi oficio.
Con dolor, hago un parate en esta hermosa experiencia que tuvo una trascendencia que fue mucho más allá de lo que podía esperar. La radio, aún por internet, sigue siendo un medio maravilloso.
LaZurda seguirá existiendo, como antes de la llegada de Apuestas y Propuestas. Seguiremos aportando, desde nuestra modestia, a la construcción de ese otro Uruguay y de ese otro mundo, que son posibles y necesarios. Nos encontraremos en algunos programas y transmisiones especiales. Por ahora no de la manera regular que nos convocaba cada mañana.
Les pido disculpas por el silencio de estos días, pero estaba, en las horas libres, metido en estos pensamientos y las alternativas posibles y viables. Con mucha tristeza, por cierto, la misma que siento cuando les escribo estas líneas.
Los quiero mucho y gracias por haberle aportado la magia, el cariño y el amor a esto que pudo ser, que fue, aunque por poquito tiempo.
Un beso y un abrazo para todo el gaterío que le dio sentido a todo esto. Se que el foro seguirá uniéndolos en lo cotidiano, manteniendo viva la llamita de lo logrado en este tiempo. Y con algunos de ustedes nos encontraremos regularmente en las noches de Emisora del Sur. Con otros, razones horarias de por medio, la cita será esporádica.
Mil perdones, y todo mi cariño para ustedes mis queridos compinches.
JORGE
No es fácil este momento. Se trata de poner puntos suspensivos a este vínculo que fuertemente logramos en las mañanas de Radio LaZurda. Ustedes saben, particularmente ustedes, que no les escondo nada. Tampoco lo haré ahora.
La mitad de este 2009 trajo para mí un importante incremento de obligaciones, trabajos y militancia, y paulatinamente fueron ganando tiempo y más tiempo. Particularmente, el haber iniciado un nuevo trabajo radial en la noche de Emisora del Sur, me sometió a desafío de terminar muy tarde la jornada para comenzar muy temprano al otro día. Creí que el cuerpo y la neurona me permitirían asumir el esfuerzo, pero no fue así.
Regularmente mis horas de sueño se redujeron a unas 4 o 5 por día. Se que hay mucha gente que con ese “combustible” de descanso puede seguir adelante. No fue mi caso. Lo cierto es que esto paulatinamente fue generando un cansancio que me empezó a afectar en mi ya compleja psiquis. También afectó los trabajos que tenía que desarrollar durante el resto del día, de los cuales vivo y con los cuales he venido sosteniendo LaZurda.
En los últimos días, comencé a entrar en una pendiente de desánimo, depresiva que, en base a oficio, traté de sortear. No por ocultar nada, pero uno no tiene el derecho de hacer recaer sobre el compincherío los mambos personales.
Fue así que viendo que la mano venía mal y me sentía cada vez peor, recurrí a la ayuda de “locólogos” (como graciosamente llama a los psicólogos una gran amiga), y a médicos.
Conclusión unánime es que con esas 4 o 5 horas diarias, no funcionaba normalmente y debía recuperar el tiempo de descanso que mi cuerpo reclamaba.
No estaba en condiciones de hacer bien nada de lo que tenía que hacer. Y estaba comprometiendo otras áreas de mi vida.
Fue entonces que empecé a analizar la necesidad de hacer una pausa en las mañanas de LaZurda. Pah, como dolió. Porque yo siento que asumí un compromiso con ustedes, y siento a la vez la terrible culpa de no poder cumplirlo.
Pensando en esto estuve en los últimos días de silencio en LaZurda.
El tema económico no estuvo al margen de la reflexión. Hacer un programa periodístico en una radio que no cuenta con ningún sostén económico es imposible para un laburante. Las cuentas de llamados telefónicos llegaron a un nivel que no estaba en condiciones de sostener. Eso llevó a que paulatinamente fuera recortando las posibilidades de notas, entrevistas, lo cual también fue empobreciendo el contenido del propio programa. Y esto me generaba un conflicto más, por el respeto que siento por ustedes y por mi oficio.
Con dolor, hago un parate en esta hermosa experiencia que tuvo una trascendencia que fue mucho más allá de lo que podía esperar. La radio, aún por internet, sigue siendo un medio maravilloso.
LaZurda seguirá existiendo, como antes de la llegada de Apuestas y Propuestas. Seguiremos aportando, desde nuestra modestia, a la construcción de ese otro Uruguay y de ese otro mundo, que son posibles y necesarios. Nos encontraremos en algunos programas y transmisiones especiales. Por ahora no de la manera regular que nos convocaba cada mañana.
Les pido disculpas por el silencio de estos días, pero estaba, en las horas libres, metido en estos pensamientos y las alternativas posibles y viables. Con mucha tristeza, por cierto, la misma que siento cuando les escribo estas líneas.
Los quiero mucho y gracias por haberle aportado la magia, el cariño y el amor a esto que pudo ser, que fue, aunque por poquito tiempo.
Un beso y un abrazo para todo el gaterío que le dio sentido a todo esto. Se que el foro seguirá uniéndolos en lo cotidiano, manteniendo viva la llamita de lo logrado en este tiempo. Y con algunos de ustedes nos encontraremos regularmente en las noches de Emisora del Sur. Con otros, razones horarias de por medio, la cita será esporádica.
Mil perdones, y todo mi cariño para ustedes mis queridos compinches.
JORGE
